Tuve la suerte de ser convocada a la segunda versión de Leatid el año 1991 cuando trabajaba como Directora de Cultura del Estadio Israelita Maccabi, Chile. Mi institución me apoyó y eso me permitió ingresar a la segunda camada de jóvenes profesionales comunitarios, quienes nos sumamos a este nuevo proyecto con mucha motivación por la propuesta, pasión por el trabajo y ganas de aprender herramientas que nos permitan desarrollar de mejor manera nuestra labor.
Lo recibido, superó totalmente mis expectativas ya que junto a contar con excelentes docentes que nos abrían la mente, nos desafiaban a incorporar nuevos modelos de trabajo, nos imbuían de nuevos saberes de nuestra tradición judía -lo que acrecentaba nuestra identidad- nos permitieron adquirir recursos que nos acompañarían toda la vida, más allá de nuestra tarea como profesionales comunitarios.