El programa de dirección institucional de Leatid significó para mí un antes y un después en lo profesional. Sigo vibrando el asombro en mi cuerpo ante lo nuevo que se iba desplegando en el encuentro con las experiencias de otros países, en los conceptos que me iluminaban nuevas formas de pensar mi rol y hasta tuve mi primera aproximación al mundo de la computación que fue esencial para el mundo que se venía ¡Y era el el año 1987!